Fausto: animales domésticos

Fausto: animales domésticos
Perros y gatos, conejos y caballos, vacas, llamas y alpacas. Amigos y familia, seres con los que compartimos la vida. Fausto, los animales de compañía de CÂPÂ, hace homenaje a quienes siempre nos han acompañado y nos recuerdan nuestra relación con todas las formas de vida.

Nacemos y vivimos con una profunda curiosidad hacia el mundo, vivir es el deseo de conocer la vida. Todos los seres vivos y elementos del cosmos, desde el más elemental nivel de la materia, nos desarrollamos y conformamos a partir de las relaciones y sus afinidades, ya sea para la consolidación de una roca, un tejido u órgano, hasta una familia o una amistad.

En el tejido de la vida, donde el ser humano es solo un hilo de este, todo está bellamente interconectado a través de las relaciones. Para poder existir en el mundo, necesitamos encontrar aliados y ayudantes, es por esto que a lo largo de la historia evolutiva sobre la Tierra, cada especie ha generado diferentes vínculos con su entorno y con otras especies para sobrevivir.

La simbiosis, esa relación de mutua cooperación, nos muestra la forma más sublime y fina de este tejido. Los animales domésticos, por ejemplo, son el resultado de un vínculo donde, tanto los animales como los humanos, nos hemos transformado para adaptarnos al estilo de vida cambiante que trae consigo el tiempo. Estos compañeros milenarios nos han permitido salir del antropocentrismo y ver el mundo más allá de nuestras limitaciones humanas. Ellos nos han sensibilizado, al tiempo que nos han aceptado como sus amigos y familiares.

Fausto es el perro que pasea en la calle y te acompaña hasta la casa, es el gato que posa en la ventana al lado de margaritas y geranios, es la vaca que ves pastando al lado de una gran montaña, es el conejo que duerme de día, es la llama y alpaca en el altiplano andino y el caballo corriendo en la pradera. Pero el Fausto de hoy también nos plantea la necesidad de ver la belleza en el corazón de la vida, donde todas las relaciones ocurren, donde hasta lo más minúsculo y elemental se vuelve extraordinario.

Para CÂPÂ por Carolina Posada